No hay situaciones imposibles de superar. No importa cuál sea el desafío que Dios (o el destino) te hayan puesto en el camino. No importa en qué circunstancias estés, con qué tengas que lidiar. Sólo tienes dos opciones posibles: usarlas para TRIUNFAR o auto-justificarte y fracasar.
Yo también me enfrento con problemas. Yo también vivo momentos difíciles. Y también me equivoco. Muchas veces. Estoy lejos de ser perfecta. Pero sé que así tiene que hacer. A pesar que, a veces, lo olvide.
Porque quiero inspirarte y ayudarte a ser mejor, porque quiero que elijas USAR lo que sea que te tocó vivir para SER MEJOR Y lograr lo que sea que quieras de tu vida, voy a compartir ahora un testimonio de una de las suscriptas a mi programa Libre-Mente
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[ez_box title=»Testimonio de Diana, de Rosario, Argentina…» color=»orange»]

«Durante muchos años sufrí en silencio por la forma en me trataban mis compañeras de la escuela… 
…que siempre me hacían sentir inferior, diferente, peor que todas…
 Algunas veces criticando mi cuerpo (era la más alta y también siempre tuve tendencia a ser gorda)… 
…otras veces se burlaban de mí porque no era más rápida (tampoco nunca fui una mala alumna, pero cuando te agarran de punto, es fácil siempre hacer sentir mal a la  más débil… 
Y cosas así que influyeron mucho en cómo me integré con los demás mientras crecía. 
Me costaba mucho hacerme valer en el trabajo. De hecho, siempre tenía jefes que no sólo no me valoraban, sino que me criticaban mucho. En mi familia, me pasaba lo mismo con mis hermanos…
 Con la pareja, siempre toleré tener al lado mío a personas que me maltrataban también psicológicamente, haciéndome siempre sentir inferior. Todo con tal que no me abandonaran.  
Es como una historia de nunca acabar. Y no quería formar una familia porque tenía miedo que mis hijos sufrieran lo mismo. O que se burlaran de ellos por mi culpa. 
Siempre me interesaron las historias de auto-superación. De cómo las personas que parecían más débiles se convertían en más fuertes. De cómo terminaban triunfando, dejando totalmente calladas a quienes se habían burlado de ellas en el pasado. Y quería que mi historia fuera una de ésas.
 Pero no sabía cómo hacerlo… 
Buscando este tipo de historias de superación, fue que llegué a tu sitio CursoDePNL.com, por el artículo de la chica de Chile que había perdido sus miembros en un accidente de tren. Y que, a pesar de todo, había «elegido vivir con éxito».
 Y empecé a leer todo lo que enseñas, a practicar los ejercicios de PNL que proponías. Pero aún así no podía. Había algo en mi interior que no me dejaba lograr dar más de mí. Convertirme, como dicen en PNL, de sapo en princesa. 
Sabía que tenía el talento para ser mucho mejor. Pero no encontraba qué es lo que, dentro mío, estaba impidiéndome crecer. Supongo que en esa época le tiraba bastante la culpa a mis padres, a mis compañeras de secundaria. a mi pareja de ese tiempo…o a cualquier cosa menos a mí.
 Y fue así que me llegó un día un email donde me ofrecías tu ayuda para «liberarme de aquello de mi pasado que no me dejaba avanzar». Y supe inmediatamente que era para mí. Que era lo que necesitaba para enfrentar toda la responsabilidad por lo que no podía lograr. Y sacármelo de mi vida para siempre.
 Y compré tu programa y fue increíble la alegría (y tristeza también) que sentí cuando hice el primer ejercicio de Libre-Mente. Era como si esa pesada mochila del pasado de la que hablabas allí realmente desapareciera. Me di cuenta de cómo era yo la responsable de mi presente. De como era yo la que ponía excusas. De como era yo la que me había permitido creer todo eso que decían mis compañeras, mi familia, mis jefes o mis parejas. De como dependía de mí que eso siguiera DECIDIENDO cómo tenía que vivir. O que fuera yo la que eligiera mi propio destino, con las herramientas que Dios me había dado.
 
Gracias Sofía por ayudarme a lograr vivir en el presente actual que tengo…
 
No quiere decir que no hayan días donde las cosas no me salgan como quisiera. Hay veces que las viejas creencias negativas y bloqueos vuelven a aparecer. Pero duran un instante. Porque sé, con «tu formulita», que son sólo un espejismo de mi pasado. De un pasado que aprendí a aceptar. Y que también aprendí que no permitiría que me condicionará más.
 Hoy esas viejas creencias, esas personas que se burlaban de mí, esos que no me valoraban, no tienen más influencia en mí de la que tiene un aburrido programa de TV. Hoy aprendí a elegir cómo vivir aplicando lo que me enseñaste en libre-mente. Y te estoy eternamente agradecida.
 Sé que aún queda mucho camino por recorrer, que tengo mucho que mejorar. Que puedo dar más de mí. Pero lo más importante es que mi pasado no me condiciona para lograrlo, sino que mi presente y mi futuro son lo que me inspiran para alcanzarlo. Y sé que, eventualmente, lo haré.«

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Gracias Diana por tus hermosas palabras, por tu inspiración y tu valentía! Yo también tengo certeza que lograrás lo que sea que te propongas!
Ahora te toca a ti: quiero escuchar tus comentarios!
Cariños!
Sofía