Hoy no me molestes, que tengo un mal día

Dicen que el tercer lunes de enero es el día más triste del año. Hay mucho de invento en esto, de marketing y de intereses ocultos (se usó incluso como estrategia para vender pasajes de avión).

Es más: la «fórmula» para llegar a la conclusión de que este día es el más triste del año tiene en cuenta el frío que hace en esta fecha, lo que ocurre solamente en el hemisferio norte.

Pero, independientemente de todo esto, ¿por qué pasa que, a medida que empieza a «alejarse» el primer día del año, hay personas que empiezan a ver las cosas de modo más negativo?

El origen poco claro de este «día más triste»:

Algunos dicen que es en este «tercer lunes» de enero (que en inglés llaman «blue monday» o «lunes triste») tomamos conciencia de que las metas, deseos y esperanzas de conseguir «lo que queríamos», que se renovaban con el nuevo año, empiezan a verse desde una óptica menos optimista y más real.

En teoría, este «lunes triste» fue «descubierto» por un psicólogo de la Universidad de Cardiff, y es el resultado de una fórmula que, más o menos, TOMA en cuenta:

• el monto de las deudas y gastos de las fiestas navideñas y de fin de año HAY que pagarlas;
• la motivación inicial empieza a decaer,
• el tiempo pasó desde principio de año y estamos igual o peor que el 31 de diciembre con respecto a los objetivos que nos pusimos,
• estamos obligados a ACTUAR en pos de los cambios, en lugar de desearlos solamente…

  En primer lugar, si bien son reales todos los ítems anteriores, lo más REAL es la forma en TU cerebro perciba la REALIDAD.

  Dicho de otro modo: siempre puedes elegir en qué parte del vaso eliges poner tu energía: en la medio llena o en la medio vacía.

  Y, como con cualquier otra profecía autocumplida, ACTUAR en consecuencia de esa elección.

  Se sabe como, tal como el efecto placebo, las profecías autocumplidas tienen un enorme efecto en nuestra psicología.

  Si estás esperando que algo suceda, y estás muy convencida/o que así será, mucho más probable que los hechos «profetizados» se concreten, sobre todo en lo que depende de ti.

  Sabiendo esto, entonces, tienes HOY (y cada día del resto de tu vida) SÓLO 2 opciones:

  1º DEJAR que alguien elija por ti que éste (o cualquier otro día de tu vida) sea el «día más triste del año» (y actuar en consecuencia)

  2º ELEGIR ver (percibir) este supuesto «día triste» como lo que es realmente: un día más del año, una teoría, una opinión de alguien del hemisferio norte.

• Sabías, por ejemplo, que mientras más ponemos nuestra energía en eventos negativos, peor mal humor tenemos?
• Y aumentan los índices de estrés, frustración y angustia?
• Incluso bajan nuestras defensas?
• Y hasta metabolizas diferente los alimentos, engordando más, aunque comas lo mismo?

En cambio, si este pseudo-día-triste lo ves como lo que realmente es, y te FOCALIZAS en lo positivo, en TODO lo que quizás pasas por alto día a día pero que sí tienes (aunque lo des por sentado), como la familia, la salud, tu casa, tu mascota, amigas, pareja, hijos, trabajo, dinero…

…estás «convirtiendo» lo único real (este momento presente que no volverá) en algo mucho mejor?

Prueba dirigir tu energía mental, pensamientos y diálogo interno a cosas positivas.

Elige saber que tu percepción es sólo tuya, y tú eliges dónde pones «el foco». No hay ni hoy, ni mañana, ni ningún día del resto del año, razones «objetivas» que permitan decir que hoy es el día más triste del año.

Si ya hiciste el curso de PNL o lo estás haciendo, recuerda de usar los ejercicios de los anclajes positivos para generar, siempre que quieras y necesites, en menos de un minuto, el estado mental necesario para CONSEGUIR lo que deseas, incluso cambiando de «modo negativo» a modo positivo en cualquier contexto.

Y también puedes usar los audios subliminales a los que tienes acceso sin cargo, aquí.

Si aún no hiciste mi curso práctico de PNL, y te gustaría aprender TODO esto y mucho más, y empezar a ver los efectos HOY mismo (sí, literalmente), entonces puedes hacerlo visitando este enlace (clic Aquí) ahora mismo!

Cariños!

Sofía

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