Vives en la cúspide de tu vida. Eres joven, deportista. Estudiaste no una, sino dos carreras. Trabajas en lo que más te gusta. Te cuidas mucho. Comes sano. Entrenas todos los días, porque te dedicas a salvar personas para que no se ahoguen en el mar.
 
Vamos! Es como si vivieras la vida que todos envidian. Pero un día el destino te propone una prueba que para la mayoría sería insuperable. Que dejaría a casi todos al borde de la depresión. Incluso del suicidio.
 
Durante una primaveral madrugada de noviembre te ves involucrado en un accidente de auto. Algo que ocurre todos los días. Algo que, lamentablemente, está ocurriendo ahora mismo, mientras lees esto, en varias partes del mundo…
 
Y durante este accidente, uno de tantos, ocurre lo impensado. Se rompe tu médula espinal.
 
Y, «a pesar» de haber sobrevivido, te dan la peor de las noticias. Estás «parapléjico». Y si diagnóstico no es bueno, tampoco lo son las perspectivas: «serás el resto de tu vida, del torso hacia abajo, una especie de vegetal».
 
Ahí, en ese momento, sabes que tu vida enfrenta una bifurcación como nunca antes. Sabes que de lo que decidas dependerá, básicamente, cada segundo de tu futuro. E incluso más: tu decisión tendrá un impacto en gente que ni siquiera conoces. Pero que te conocerán a ti y tu historia, si eliges correctamente.
 
Tienes frente a ti sólo dos opciones:
 
Hacer lo que haría la mayoría: vivir renegando por tu suerte, por tu destino. Insultar a Dios porque permitió que esa «maldición» te sucediera y ahora ni siquiera puedes moverte. Dejar que tu mente y espíritu se vuelvan «gris o negro». Volcarte hacia la droga, el alcohol. O incluso el suicidio. Haciendo la vida de todos quienes te conocen más y más miserable. Viviendo cada día así, por el resto de tu vida.
 
Aceptar lo que te pasa y tomarlo como un desafío en lugar de como una maldición. Sí, es muy difícil lo que te pasa. Sí, es lamentable que no puedas volver a moverte hacia abajo. Pero no hay nada que puedas hacer para cambiar tu pasado. Sí puedes cambiar tu futuro. Si tomas la decisión correcta. Y en lugar de lamentarte de todos los paseos que diste pero que no volverás a dar, de todo lo que hubieras hecho con tus piernas que ahora no responden…puedes elegir cambiar tu vida para bien y ser motivo de inspiración para miles, millones de personas. Que se darán cuenta de lo valioso que tienen con ver TU historia. Que sabrás que pueden salir adelante porque, si tú, viviendo algo tan difícil, saliste adelante, cómo ellos no podrán superarse. Y ponerte manos a la obra. No dejar que tu fe ni tu espíritu alegre, positivo, emprendedor, sean superados. Por el contrario, tu fe en Dios es aún mayor. Tu fe en ti y en lo que serás capaz de lograr, igualmente. 
 
Qué harías tú? Qué opción de estas dos elegirías?
Déjame tus comentarios y sabrás cómo termina la historia, según qué decidas hacer…
Ah! Lo que acabas de leer es una historia real. 
 
Cariños!
 
Sofía
PD: para los que querían casos de estudio de superación con PNL, aquí tenemos uno..

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